Todos somos una parte Fausto y una parte Mefistófeles…
Actuamos creyendo, que mientras más verdades le añadamos a
una mentira, menos mentira será…
La verdad es que no es así, el destino solo escribe la
historia de aquellos que no tienen o no aceptan la fuerza para levantar el lápiz…
Como Mefistófeles, nos convertimos en subordinados fieles de
Lucifer, nos permitimos capturar almas y sentimientos para el… para destruirlos…
Como la imagen más refinada del mal, nos mostramos a los
otros fastuosamente racionales, completamente fríos y con un alto nivel de lógica…
La misma que utilizas para atrapar a las personas y lograr
que sigan tus oscuros designios… naciste Fausto y te conviertes en Mefistófeles…
Sin embargo no me arrepiento de nada… el que se arrepiente
de lo que ha hecho, es doblemente miserable…
Vale más actuar, exponiéndose a arrepentirse de ello… que
arrepentirse de no haber hecho nada…
Al fin de cuentas… las lagrimas más amargas que se
derramaran sobre nuestras tumbas… la tuya, o la mía… serán las de aquellas
palabras no dichas y las de las obras inacabadas…
Lo peor es tal vez, cuando no actuamos obedeciendo a la “conciencia”
y nos explicamos y justificamos recurriendo a ella…
Conciencia es solo una palabra educada y civilizada… políticamente
adecuada… para hablar de cobardía…
Te lo pido una última vez… renuncia a la lógica, la razón,
la conciencia, lo políticamente adecuado… y toma de la mano lo que la vida te
ofrece ahora…
Vive, lucha, disfruta y renuncia a lo que se ve… vivamos domesticados por elección…
Al fin de cuentas… como dice Saint Exupery… lo esencial no lo va a ver nadie… lo esencial
solo se siente, porque lo ves con otros ojos…