martes, 28 de octubre de 2014

Fausto o Mefistófeles?

Todos somos una parte Fausto y una parte Mefistófeles…

Actuamos creyendo, que mientras más verdades le añadamos a una mentira, menos mentira será…

La verdad es que no es así, el destino solo escribe la historia de aquellos que no tienen o no aceptan la fuerza para levantar el lápiz…

Como Mefistófeles, nos convertimos en subordinados fieles de Lucifer, nos permitimos capturar almas y sentimientos para el… para destruirlos…

Como la imagen más refinada del mal, nos mostramos a los otros fastuosamente racionales, completamente fríos y con un alto nivel de lógica…

La misma que utilizas para atrapar a las personas y lograr que sigan tus oscuros designios… naciste Fausto y te conviertes en Mefistófeles…

Sin embargo no me arrepiento de nada… el que se arrepiente de lo que ha hecho, es doblemente miserable…

Vale más actuar, exponiéndose a arrepentirse de ello… que arrepentirse de no haber hecho nada…

Al fin de cuentas… las lagrimas más amargas que se derramaran sobre nuestras tumbas… la tuya, o la mía… serán las de aquellas palabras no dichas y las de las obras inacabadas…

Lo peor es tal vez, cuando no actuamos obedeciendo a la “conciencia” y nos explicamos y justificamos recurriendo a ella…

Conciencia es solo una palabra educada y civilizada… políticamente adecuada… para hablar de cobardía…

Te lo pido una última vez… renuncia a la lógica, la razón, la conciencia, lo políticamente adecuado… y toma de la mano lo que la vida te ofrece ahora…

Vive, lucha, disfruta y renuncia a lo que se ve…  vivamos domesticados por elección…


Al fin de cuentas… como dice Saint Exupery…  lo esencial no lo va a ver nadie… lo esencial solo se siente, porque lo ves con otros ojos…

jueves, 9 de octubre de 2014

Uno de tus relatos...

Cuando llego a su casa, se distrajo en la cocina preparando unos sándwich… quería compartir con ella una comida que pudieran llevar a la alcoba, sin que necesitaran cubiertos… algo sencillo…

No la sintió llegar, se percato de su presencia, cuando ella le pregunto que iban a hacer esa noche… no le importaron esos minutos perdidos….

Así como no le importaban los años perdidos antes de conocerla… no le importaban los años que sabia no compartirían cuando ella se cansara de la diferencia de edades….

En ese momento: tenía todo el tiempo del mundo… mientras supiera hacerlo durar…

Se concentro en ver el orden en el que ella acomodaba sus cosas como todas las noches, el celular en su sitio, cargando para el día siguiente…

Su agenda abierta en el día siguiente, y la vio recordar si le faltaba apuntar algo que debiera hacer…

Su bolso en su lugar, como casi todo en la vida de ella (excepto el)…  todo tenía un lugar determinado y un momento…

La vio desaparecer por la puerta del baño…
Imaginó el ruido de la ducha y el agua en su cuerpo... 

Salió del cuarto de baño desnuda… y la vio prepararse para comer y acostarse...
Su desnudez no era lo más importante… era su presencia…. La tomo de la mano y le entrego un tomo de “Flores del mal” de Baudelaire, que ella le había comentado, aun no había leído…

Comió con ella, concentrado más que en la comida o en su sabor, en verla…
Ella, mordía despacio, suave... con cuidado.... Se llevaba la comida a la boca con la punta de los dedos... delicadamente... Olfateando lo que comía pero lo hacía casi con ternura, con cuidado... si, era sensual....

Nunca llegó a entender del todo porque no había logrado que se enamorara de él…
Porque había cerrado los ojos a lo que podía ser, entregándose a lo seguro...
Y eso le hacía sentirse inseguro, buscando siempre ir un poco más lejos para merecer que una mujer así, como ella, le amara….

Por encima de todo, él la amaba…. Por sus virtudes, las de ella….
Pero la sabía  imposible…. Por sus defectos, los de él….

Y eso teniendo en cuenta que cualquiera que los veía podía pensar en ellos como almas gemelas con gustos y pasiones similares…
Aunque en el fondo… eran tan diferentes….

Así que se acostó después de acomodar las almohadas y prender la lámpara de lectura…
Ella coloco la cabeza sobre su hombro después de apagar las otras luces y lo escucho leer…

Él le consentía el cabello mientras le leyó” Esplin e ideal”…
Hasta que se durmió... y luego la vio dormir, mientras leía “El vino”
Cuando llego a “La Muerte” convencido de que ella estaba profundamente dormida (para que no lo recordara) le robo un beso...

Y entonces, solo entonces, el se durmió… y cuando él se durmió, ella desapareció, porque en sueños ella era real, mientras que al estar despierta la tenía que imaginar…
Para poder vivir su vida, el la necesitaba , real o irrealmente….


viernes, 3 de octubre de 2014

La culpa siempre es de uno... por creer que se merece mas...

Para que romperse la cabeza...

Para que pensar que las cosas pueden cambiar...

Para que esperar que el hecho de hacer las cosas bien, y tratar a los demás como lo merecen valga la pena...

Para que creer en que las cosas buenas están esperando por ti...

Al fin de cuentas lo que importa no esta en uno...

Lo que importa es lo que los demás perciben...

Tu edad, tu aspecto, tus posesiones...

Al fin de cuenta como ya lo dijo Benedetti, la culpa es de uno...

Y no de los pretextos, ni del tiempo...

La culpa es de uno

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo previsto
ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido

todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron

hasta aquí había hecho y rehecho
    mis trayectos contigo
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
    una manera tierna
    y a la vez implacable
    de desahuciar mi amor

con un solo pronostico lo quitaste
    de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte
    que no es mucha

creo que tenés razón
la culpa es de uno cuando no enamora
    y no de los pretextos
    ni del tiempo

hace mucho muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos
    mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
    solo

siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.