martes, 24 de diciembre de 2024

Culpas calladas

 Y es que en el bar de tus caderas, me servias pecados dobles.

tequilas sin hielo, sin sal ni limon, y cuando no, servias varios rones.


Tu cuerpo era un concierto de rock para llenar mi alma

con el ruido de guitarras rotas que colmaban nuestra cama.


Inhalaba el humo de nuestros cigarros y de tu risa

mezcla de incendio, fuerza y paz sin prisa.


y entre los escombros de los besos que te robaba

descubria la vida, que no sabia que me faltaba.


Te desnudabas como conjugando el verbo huir

como quien sabia de antemano que todo iba a morir.


Y que el placer era un contrato con clausulas de locura 

como quien sabia que el amor es una fabula que no dura.


Eso si, ¡ay! ame la firma de tus uñas en mi espalda

cuando accedias a sucumbir ante mi pasion desesperada.


Y me quede con el aroma de tu despedida

con tu perfume grabado para toda la vida.


Ese perfume que me hacia creer que podrias estar enamorada

de que el pecado vale más... mucho más, que la culpa callada

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