Hoy un compañero de trabajo nos preguntó
los demás en la oficina por los celos, los injustificados…
A los pocos minutos de debate surgió
una teoría muy interesante:
Siempre dicen que los celos son producto
del amor, (yo opino que son falta de amor propio) pero, según dijo uno de los
compañeros, también puede suceder al contrario, que el amor sea producto de los
celos, que sean los celos los que nos permitan saber por quién estamos sintiendo
realmente, y que pueden sacarnos de dudas ante la confusión…
La siguiente pregunta fue… y
como justifico mis celos por ella… si no soy nadie en su vida…
Y el problema es que si empiezan
a nacer los celos, es porque eres cercano a ella… (Pilas, ojo con caer
caer en lo que denominan “Friend Zone”), y eso complica las cosas, porque no es
fácil expresar los celos ya que obviamente (o en la mayoría de los casos) no se
es el único pretendiente que ella tiene, o quizá tenga pareja o un ex que aun
la busca…
O simplemente que no eres ni por
casualidad la primera opción, (ni lo serás en mucho tiempo, quizá nunca) para
ella…
En rigor habría que decir que detrás
de esta emoción hay toda una teoría del amor…
Una teoría que cuelga de un
concepto central: el de la exclusividad. Porque explícita o implícitamente queremos
una especie de contrato de exclusividad…
Así las parejas mutuamente se “com”prometen,
se “im”piden y se dan múltiples exclusividades. Entre otras: exclusividad
erótica, exclusividad de intimidad, exclusividad de tiempo y exclusividad de dedicación…
Estábamos en eso, cuando el que
se había quedado callado, acabo la discusión con lo que me pareció más sensato…
“La verdad pelados; dijo, a mí
me importa un carajo si la mujer que quiero, le da un beso a otro… o tiene a
alguien más… ni siquiera me importa que comparta sus noches con otra persona…”
“A mí lo que me rompe el alma…
es pensar que alguien más la pueda hacer reír frente a la mierda que es la vida,
que otro la haga sentir más importante
en su vida que lo que es ella para mí y que otro la haga pensar inteligentemente
con más frecuencia que yo…”
“Porque a la larga, sé que no
soy el más atractivo, el más fuerte ni el más adinerado… y por eso solo le puedo
ofrecer… hacerla reír cada día… hacerla pensar cada día en algo diferente e
intentar demostrarle cada día que es lo más importante desde que la conocí…”
Y obvio… después de que dijo eso…
nos terminamos el Mocachino, nos miramos a la cara reconociendo que no había más
que decir y nos fuimos a seguir trabajando…
De acuerdo ... aunque pienso que de igual manera el corresponder a dicha impotencia de "no poder ofrecer más", con fidelidad y exclusividad, no estaría de más, pues de igual manera se intenta generar una respuesta positiva ofreciendo lo mejor que si, sea humilde o sea gigantezco, dependiendo de la perspectiva.. en todo caso lelga el momento en el que se comprende que amar no significa cuidar del c.. de otra persona, sino confiar en que se va a ser correspondido con la misma pasión con la que se entrega la totalidad del ser .... en mi muy humilde opinión!
ResponderEliminarGran post !